Uno de los problemas ambientales más severos es la pérdida de la diversidad biológica, que amenaza a miles de poblaciones y especies (Ceballos y Ehrlich, 2002; Ehrlich y Ehrlich, 1981; Soulé y Wilcox, 1980; Soulé, 1986). Ante este problema, en las últimas décadas las estrategias de conservación han ido cambiando, por lo que actualmente se está enfatizando el establecimiento de áreas protegidas o reservas, por un lado, y de estrategias de desarrollo sustentable por el otro. Es claro que la ubicación y establecimiento de áreas protegidas es fundamental para tratar de parar y revertir la pérdida de la diversidad biológica. Históricamente, sin embargo, la selección de éstas se ha hecho de manera oportunista, y en muchos casos se ha basado en valores intrínsecos de cada área, como su belleza escénica, importancia local en la proveeduría de recursos, inaccesibilidad, su condición prístina y otros (Pressey, 1994). Recientemente, se han desarrollado métodos de análisis sobre la adecuación del actual sistema de reservas, basados en criterios de prevalencia, complementariedad y persistencia de la biodiversidad. Estos análisis han demostrado que en la mayoría de los casos, los sistemas de reservas son insuficientes a un nivel regional y global para mantener una representación (aunque sea mínima) de la mayoría de las especies (Bruner et al. 2001; Margules y Pressey 2000; Myers et al. 2000; Pressey et al. 2003; Rodrigues et al. 2004; Scott et al. 2001).
El primer paso para lograr un análisis de este tipo es tener información confiable sobre la distribución geográfica de las especies de México (Jennings, 2000; Scott et al., 1993; Scott et al., 1996). Esto no es asunto trivial ya que existe un amplio desconocimiento de la biogeografía de la mayoría de las especies en nuestro país. Sin embargo, las nuevas tecnologías de bases de datos, algoritmos inferenciales y métodos de análisis espacial están permitiendo llenar esos huecos del conocimiento cada vez con mayor confiabilidad (Soberón, 1999; Soberón y Peterson, 2004).
En este sentido, se propone el uso de métodos de bioinformática de la biodiversidad con el fin de generar mapas de distribución histórica de todas las especies de mamíferos de México, para que éstos sirvan a su vez de base para hacer análisis sobre los patrones de distribución de este grupo y poder así lograr un diagnóstico propositivo del sistema actual de áreas naturales protegidas del país. |