En México se reconoce que a pesar de haber una disminución en el ritmo de la deforestación y la degradación, las tasas de cambio continúan siendo cualitativamente muy importantes . Es por ello que en el desarrollo de la Estrategia Nacional REDD+ se propone como una acción fundamental entender las causas de la deforestación y la degradación. Se ha planteado que el primer paso en el diseño e implementación de las políticas de conservación forestal, se deben tomar en cuenta, tanto la investigación sobre la deforestación, como las lecciones aprendidas respecto a políticas de conservación forestal aplicadas anteriormente; por otro lado se sabe que las políticas para detener la deforestación sólo funcionan si las "múltiples y dinámicas causas que están detrás de la deforestación son comprendidas y atendidas."
Se ha planteado que la pérdida de bosques es un proceso complejo que no puede atribuirse a una simple relación causa-efecto, ni tampoco puede asumirse que las relaciones causa-efecto permanecerán inalteradas a lo largo del tiempo.
Se puede decir que no existen políticas para controlar la deforestación que puedan considerarse universalmente válidas, por lo que entender el contexto particular en el que se da, resulta fundamental. Por ello, antes de llevar a cabo cualquier intervención de política es necesario entender de forma detallada las causas que afectan el cambio de uso de suelo en una localidad dada.
Angelsen y Kaimowitz (1999) proponen distinguir los diversos niveles de causas que generan la deforestación (Figura 1). En un primer nivel se encuentran las fuentes o agentes (individuos, hogares, ejidos, compañías, etc.) directamente responsables del cambio de uso de suelo o que reducen de forma significativa la capacidad productiva o la biodiversidad de los bosques (degradación). Un segundo nivel lo constituyen el conjunto de influencias que conducen a que estos agentes tomen la decisión para deforestar (precios, instituciones, tecnología, etc.) y que representan las causas inmediatas o directas de la deforestación. Por último están las causas remotas o variables macro (población, crecimiento económico, tipo de cambio, etc.) y políticas nacionales e internacionales que tienen un impacto en las causas inmediatas y por ende en la deforestación.
En cuanto a Manglares, se han reconocido diferentes patrones o rutas de la degradación y desaparición de estos sistemas: la dinámica que lleva a desecarlos para ganar terreno y convertirlos en pastizales, o rellenarlos para construir obras de infraestructura rompiendo la conectividad y alterando los flujos de agua. Así las amenazas se identifican asociadas a la ganadería , a la agricultura (mayormente caña de azúcar) y contaminación por descargas urbanas e industriales (caso del Papaloapan), y al crecimiento urbano en el caso de la ciudad de Veracruz-Boca del Río, o al turístico como en Quintana Roo. Algunos estudios expresan la necesidad de implementar medidas que ataquen las causas del deterioro ambiental, como es la poca efectividad del Estado para hacer respetar las zonas federales.". Del mismo modo se afirma sobre el proceso y políticas públicas pero sin un sustento o prueba.
La CONABIO para "contar con información confiable acerca de la extensión y distribución actual de los manglares en México, así como identificar los procesos que están incidiendo en estos ecosistemas", inició el programa "Los manglares de México: estado actual y establecimiento de un programa de monitoreo a largo plazo", donde se identifica que los resultados serán útiles para la definición de políticas públicas adecuadas y para la toma de decisiones en lo que respecta a la conservación, manejo y restauración ecológica de los manglares del país." En esa medida es relevante clarificar qué es y cuál es el ciclo y elementos que construyen y operan una política pública. En el sentido que L. F. Aguilar lo plantea, una política pública es un curso de acción del gobierno en interacción con actores políticos y sociales, en un doble sentido. Un curso deliberadamente diseñado y efectivamente seguido. Es también una actividad de comunicación pública y no sólo una decisión orientada a metas. Incluye mecanismos gubernamentales de comunicación, deliberación pública y persuasión para obtener el apoyo de los ciudadanos.
|